Mapa de los Petit-Hoteles recientemente demolidosLa iniciativa de reunir a los distintos sectores para estudiar soluciones a favor de la preservación arquitectónica de la Ciudad de Buenos Aires surgió de Izrastzoff Bienes Raíces, una inmobiliaria presente desde hace 30 años en Recoleta. En el evento, Andrés Lernoud, Gerente de Desarrollos inmobiliarios de Izrastzoff, presentó un mapa de los Petits Hotels demolidos en los últimos años en la zona de Recoleta, detallados a continuación.1. Callao 16602. Callao 18273. Rodríguez Peña 17364. Rodríguez Peña 1671 Casa Roldán 5. Azcuénaga 11836. Azcuénaga 13707. Larrea 1230 8. Junín 11219. Peña 208210. Uriburu 1562
"El boom inmobiliario arrasa con petits hôtels, buenas casas antiguas, edificios industriales de valor y otras piezas clave del patrimonio.
Pero las autoridades no se quedan atrás. El Gobierno Nacional despanzurra el Palacio de Correos con un proyecto costoso y sin sentido, pintarrajea de nuevo la Casa Rosada y desarticula la Plaza de Mayo. Y el Gobierno de la Ciudad habla y panfletea mucho, pero preserva poco y mal"
Lo que no comenta este artículo es que para la creación del Centro Cultural del Bicentenario de dimensiones monumentales en el Palacio de Correos, se deberán entregar en el mes de diciembre las salas que ocupa temporariamente el Museo de Arte Moderno, espacio municipal cuyo edificio de la Av. San Juan se encuentra en refacciones y con la obra detenida por falta de presupuesto. Las salas del Museo en Palacio de Correos fueron inauguradas con la muestra de dibujos de Luis Felipe Noé el 4 de mayo del corriente año luego de mucho trabajo por parte del equipo técnico, exhibiéndose además la Colección Pirovano. Se preveía que la obra se econtraría finalizada en el 2006 y en agosto del 2005 se anunciaba que "Inician las obras de ampliación del Museo de Arte Moderno"
Serán el MAMBA y su patrimonio víctimas y escenario de la lucha política entre la Nación y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a partir de diciembre del 2007?
Tras años de postergación
Prometen poner en marcha las obras del Museo de Arte Moderno
El gobierno porteño anunció que concluirán en 17 meses
Una más y van La comida anual de la Asociación de Amigos del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba) se abrió anteanoche con el anunció del jefe de gobierno, Jorge Telerman: "1953 es el número del decreto que firmé hace dos horas para poner en marcha las obras de ampliación del Museo de Arte Moderno".
El aplauso que siguió tuvo el recelo del escepticismo: no es la primera vez que Telerman promete terminar con el rumbo itinerante del museo que nació hace 50 años por iniciativa del crítico Rafael Squirru y desde hace nueve espera se concrete el proyecto de ampliación, que sumará metros de exposición para las colecciones del patrimonio y las muestras temporarias.
Menos el número de decreto, casi las mismas palabras pronunció años atrás el licenciado Telerman cuando era secretario de Cultura, en una fiesta a beneficio organizada en la sede de la avenida San Juan al 300. Pero la danza de los sobres de la licitación, las impugnaciones y el golpe de gracia que significó la crisis de 2001 dejaron en veremos la esperada obra.
Cristiano Rattazzi, presidente de la Asociación de Amigos del Mamba, preparó el terreno para el nuevo anuncio de Telerman con la lectura de una carta firmada por dos turistas que se citan en la puerta del museo y cuando llegan, guía en mano, descubren con sorpresa que el museo está cerrado.
Pero no fue la carta de los turistas sino la presión ejercida por la comunidad de artistas, galeristas, coleccionistas y amigos del museo el indicador más serio de que la paciencia había llegado a su fin. En cada mesa, los comensales encontraron la invitación para "un abrazo" al museo con fecha y hora: mañana a las 19.
Por ahora, los amigos del arte, con la galerista Orly Benzacar a la cabeza, dejaron la iniciativa en suspenso. "Dadas las anteriores promesas incumplidas -señalaron, sin embargo-, permaneceremos vigilantes en el cumplimiento de lo anunciado, hasta que la ciudad de Buenos Aires cuente con su Museo de Arte Moderno funcionando". No habrá abrazo, pero sí estado de alerta y seguimiento de las obras.
En 1997, el arquitecto Emilio Ambasz, argentino radicado en Nueva York, donó un proyecto para ampliar el museo. Desde entonces se sucedieron funcionarios de Cultura y jefes de Gobierno y la ampliación quedó en la nada; otro tanto ocurrió con un crédito del BID, oportunamente otorgado por Enrique Iglesias. Se perdió por el camino, porque los organismos internacionales tienen plazos y condiciones. Antes de dar cuenta del carpaccio de langostinos marinado con hierbas que abría el menú del Hilton, la concurrencia supo que las obras terminarán en diecisiete meses.
Durante 2006 el museo estuvo cerrado; las colecciones están guardadas en un depósito del Palacio de Correos. El decreto 1953 "pondrá fin a una historia de desencuentros", según las palabras del jefe de Gobierno, que celebró una noche con "acento italiano", en alusión a la directora del Mamba, Laura Buccellatto; al presidente de los amigos, Cristiano Rattazzi; a la Fondazione Gottardo, de Lugano, que patrocinó la comida; a la Fundación Andreani, que alojó las oficinas del museo en forma temporaria y a Pettinato (Roberto), el carismático conductor de TV, devenido animador del circuito del arte por su romance con la artista Karina Al Azem. Mauro Vieira, embajador de Brasil; la ministra porteña de Cultura, Silvia Fajre; Franklin Pedrozo, curador de la Bienal del Mercosur; Marion Helft, Julio Werthein y muchos otros fueron testigos del compromiso que la Ciudad asumió el lunes por la noche con el arte moderno.Por Alicia de Arteaga, La Nación, Miércoles 22 de noviembre de 2006, reproducido en Boletín Semanal de Noticias de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires
Mientras las obras del MAMBA esperan y su patrimonio vaya a saber qué destino incierto corre, tomamos nota que el furor destructivo de la piqueta tanto privada como oficial no tiene paz.
La Ley de Patrimonio porteña no tiene dientes: es muy dudoso que los vándalos
puedan ser obligados a reconstruir lo que arrasaron. En la otra punta de la ciudad está la Casa del Naranjo, un caso muy diferente. Para empezar, no es una casa vieja: es la casa más vieja de Buenos Aires. Lo que hoy es una tapera roñosa esconde bajo infinitas remodelaciones adobes de 1730. Vale aclarar que excepto por fragmentos de edificios como el Cabildo o por milagros como la iglesia del Pilar, en Buenos Aires no queda casi nada de principios del siglo XVIII. Esta tapera está al lado de la fábrica de cigarrillos 43 que ahora alberga el Mamba y hace muchos años que es propiedad de la Ciudad. En tiempos idos, la dictadura abrió la casa al público remodelándola, con ridícula mentalidad militar, para que pareciera “más colonial”. Luego el lugar fue ocupado y más tarde se hizo un extenso trabajo arqueológico que permitió datarlo y rescatar evidencia valiosa sobre la forma de vida en lo que era hace tres siglos un arrabal urbano.
La humilde casa era originalmente un ranchito de techo de paja, típico de lo que fue esa Gran Aldea. Tenía un horno de barro integrado a la cocina y muchas de sus maderas todavía estaban en su lugar. La familia que la poseyó fue prosperando y, para finales de siglo, construyó un caserón más vistoso respetando la todavía flamante línea municipal. El rancho de adobequedó como la parte de atrás de la casa, cerrando un patio y separándolo de los fondos. La Casa del Naranjo y su sucesora de 1790-1810 (aproximadamente) tienen fecha de vencimiento: cuando se inicien las obras de ampliación del Mamba, el lugar será simplemente demolido. Ya se retiró todo lo que remotamente se puede sacar –puertas, vanos, baldosas, mayólicas– y el resto será escombros.
Curiosamente, hasta se habló de desarmarla y llevarla a otro lugar, o de modificar el proyecto del Mamba para incluirlo de alguna manera (el arquitecto Ambasz envió una alteración en ese sentido).Vía S.O.S Patrimonio Arquitectónico de los Barrios en Peligro , martes 24 de julio de 2007
Inmersos en una política cutural de completa vaciedad, o mejor dicho, inmersos en la absoluta carencia de política cultural clara, braceamos como los nadadores del cuento de Cortázar en la piscina de gofio y esperamos la sanción que preserve nuestro patrimonio, que proteja a los creadores, que dicte la Ley de Mecenazgo, como quien espera que se produzca la aurora boreal sobre nuestra Santa María de los Buenos Ayres.
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