lunes, 17 de septiembre de 2007

Galería de la antiestética

Allá por los años 60 hizo su aparición en las mesas argentinas un monstruo cerámico denominado "pingüino". Hoy objeto de colección, por ese entonces era el pingüino epítome de "shomería" a ultranza, berretada total y como Roberto Fontanarrosa recuerda en el siguiente texto, de "vino de la casa".
Uno nunca sabe
Roberto Fontanarrosa
-- Es difícil de explicar --insistió Mario--. Es como si vos vas a un bodegón y el mozo ve que vos tenés tal pinta de pordiosero que viene y, sin preguntarte nada, te pone en la mesa un pingüino de vino tinto de la casa. ¿Qué te queda por hacer en ese momento? Levantarte e irte, querido. Ese mozo te está ofendiendo. Porque aunque vos seas un pordiosero y se vea a la legua que no te podes bancar ni por puta un vino más o menos pasable, el tipo tiene la obligación moral de alcanzarte la lista de vinos y preguntarte "¿El señor tiene alguna preferencia? ¿Desea algún vino gran reserva?". Entonces ahí sí, vos podés devolverle la lista y decirle, tranquilo "No, muchas gracias. Tráigame un pingüino con tinto de la casa" porque la verdad es que no tenés ni un mango partido por la mitad para elegir otra cosa... ¡Porque es un problema de dignidad, mi viejo! ¡Te tienen que dar la oportunidad de elegir, ese es el asunto! Pueblos enteros han ido a la guerra por eso...
-- ¿Porque vino el mozo y les sirvió un pingüino de...?
-- No. Por dignidad.

Jarra Pingüino: contenedor para vino con aspecto de ave caradriforme muy en boga en los años 60/70.

Fuente:Vagalume

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